Para empezar, no puedo estar más agradecida de formar parte de este proyecto. He participado en varias ocasiones como observadora, esta vez como “experta”, pero, sinceramente, no sé quién “aprende” de quién.
Ruth y yo trabajamos en centros de adultos y las circunstancias en las que hemos trabajado este año han dificultado mucho nuestra labor como docentes. En mi caso, la falta de alumnos, el miedo a asistir a clase, las dificultades para comunicarse manteniendo las medidas de prevención…. La participación en este proyecto me ha permitido compartir con Ruth experiencias, inquietudes, dificultades y coger ideas para dinamizar mis clases.
Con la situación actual, se decidió llevar a cabo la observación de forma no presencial, lo cual supone grandes dificultades en nuestro contexto (itineramos a distintas localidades, existe falta de recursos tecnológicos en algunas aulas y la conectividad no siempre es la mejor). A pesar de ello, hemos conseguido grabar las clases, intercambiar vídeos y materiales, e intercambiar experiencias a través de una sesión con TEAMS.
La observación a Ruth ha sido enriquecedora, pero destaco, sobre todo, su uso de dispositivos móviles para fomentar la expresión e interacción oral. En mi caso, nunca los he utilizado pensando que el alumnado adulto tendría dificultades para utilizarlo en el aula. ¡Nada más lejos de la realidad! Ruth utilizó los dispositivos móviles para trabajar la entonación y pronunciación. Los alumnos salían al exterior del centro, grababan sus diálogos y volvían a clase para escuchar los de sus compañeros. Ruth me comentaba que los alumnos hacían un gran esfuerzo en utilizar la correcta entonación y pronunciación ya que sabían que el resto de alumnos les escucharían en clase. Por otro lado, Ruth ha llevado a cabo un concurso de tongue twisters a través de dispositivos móviles, con el fin de animar a los alumnos a participar en la actividad. Ambas actividades tuvieron un gran éxito. ¡Estoy deseando ponerlas en práctica!
Me gustaría destacar que, a pesar de que inicialmente viéramos la grabación de las clases (en vez de observación presencial) como un impedimento, la oportunidad de poder ver posteriormente mi propia clase, mis movimientos, mi forma de comunicar… me ha hecho reflexionar acerca de cómo imparto mi clase.
La experiencia con Ruth me ha servido, sin duda, para mejorar mi práctica docente. Ha sido una experiencia muy fructífera.
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