Esta frase de John Cotton Dana es un fiel reflejo de los valores presentes en el programa de "Observa-Acción/ Comunica Acción One2One". En este caso, de un aprendizaje derivado de la observación del trabajo de tus iguales y su comparación con el tuyo propio.
He tenido la fortuna de venir participando en el programa “Observa-acción” y sus diferentes variantes desde hace varios años, y eso me confiere una perspectiva privilegiada a la hora de valorar la naturaleza y resultados de este proyecto de innovación. Primero como profesor observador, ahora como experto, la evolución como docente que he experimentado no es sino un claro reflejo de la efectividad de este tipo de formación peer to peer en múltiples ámbitos de la labor docente. Una influencia que se extiende desde lo puramente metodológico y competencial, a las actividades y contenidos o los mecanismos de interacción entre el profesor, sus alumnos y la comunidad docente implicada en la formación de éstos.
El intercambio de ideas y propuestas, la reflexión, el diagnóstico y la revisión externa de la labor docente que se derivan de la observación, son mecanismos claves que garantizan al profesor participante una mejora tangible es sus competencias docentes que, a la vez, redunda en el beneficio de la educación de sus discentes a través de un desarrollo lo más pleno e integral posible; lo que en definitiva no es sino el objetivo último de nuestra labor. No es de extrañar que, sistemáticamente, uno de los aspectos que más se destacan a la hora de valorar programas como el que nos ha reunido sea precisamente esa mejora.
Sin embargo, no quisiera dejar de resaltar un aspecto que, a mi criterio, aporta todavía más valor y utilidad a acciones de formación como ésta que hemos venido desarrollando a través de One to One (o cualquiera de las variantes), y que no es otro que la creación de vínculos profesionales entre el profesorado implicado, surgidos precisamente del intercambio mutuo. Gracias a ello, es posible generar un entorno de trabajo en el que resulta extremadamente fácil, sencilla y fluida la creación de redes de colaboración entre los docentes participantes, y que en no pocas ocasiones se materializan en proyectos de muy diversa índole -a veces también multidisciplinar- que enriquecen sin duda la experiencia educativa.
Sería deseable, a modo de conclusión, que este modelo de formación se extendiera como algo habitual y normalizado en la actividad de los centros educativas, convirtiéndose en una herramienta básica e imprescindible en la mejora de la práctica docente. En el observar y el aprender de otros están los motivos para apreciar lo bueno y lo malo del trabajo de uno mismo y la clave para perfeccionarse.
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